Una
parte importante del material que circula dentro y fuera de la web respecto a la OTAN proviene de Washington,
Londres, Bruselas y demás capitales que consideran que su futuro está ligado a
la Alianza Atlántica. Sin embargo algunas de las voces más lúcidas y capacitadas
para explicar la importancia y el rol de la Alianza Atlántica dentro de la
geopolítica global y del cuadrante sur occidental habrán de ser encontrados en
zonas más periféricas. Gente ésta, que por lo general no cuenta con exposición
mediática masiva con la cuál contrapesar el relato predominante de los sucesos
internacionales.
Por este motivo, lo más conveniente
a la hora de idear un documental como el que estamos proponiendo, es reunir la
mayor cantidad de especialistas de la más variada procedencia. No por capricho,
sino por eficiencia narrativa: dado que las consecuencias y efectos de las
acciones verbales o ejecutivas de una institución como la OTAN se hacen sentir en todos
los rincones del globo; aunque las esferas, globo terráqueo incluido, como se
sabe, no tengan rincones.
La globalización, entendida como
proceso inacabado, precario e superficial de occidentalización, en su devenir
casi inapelable omite, calla, y aplana diferencias de todo tipo. Pero para los
fines que persigue este documental, digamos que principalmente intenta pasar
por alto intereses económicos y objetivos geopolíticos de las naciones no
conforme con el lugar que la globalización así entendida les tiene asignado.
Para resaltar lo que la globalización mediática silencia en cada oportunidad
que la OTAN
entra en acción es perentorio escuchar a aquellos que ven este accionar desde
otro lugar. Así, los testimonios de Brasileros, Mexicanos, Uruguayos, Rusos,
Australianos, Argentinos, Hindúes, Turcos, Egipcios, Árabes, y de otras nacionalidades
aportarán cada uno a su manera una de las tanta facetas de este poliedro que
constituye el relato universal concebido como mancomunión de intereses de los
pueblos del mundo.
No obstante la importancia primordial de dar cabida a especialistas de distintas latitudes, factores económicos financieros difíciles de soslayar pueden obligar a realizar una pesquisa menos ambiciosa en lo geográfico, pero no por ello menos profunda y abarcativa en lo conceptual. Muchos de los especialistas que pueden contribuir a hacernos entender el peso e importancia que el rol de
De lo expuesto en los párrafos
anteriores se colige que la apuesta de máxima y más alejada de un presupuesto
escueto es entrevistar en un alto porcentaje a las personas que por profesión
indagan sobre la OTAN y demás temas relacionados; o de una u otra manera son
parte de ella. Pero lo más importante es el siguiente hecho que se puede desdoblar
en tres aspectos: no sólo estas personas, o la mayoría, se mantienen
actualizados en el día a día sobre la OTAN, sino que son los que aportan nuevos
datos relativos al tema que nos interesa; además son reconocidas a nivel
internacional –dentro de lo que se conoce como non mainstream media-, lo que permite realizar un documental “exportable”.
También de lo anterior se desprende
que la apuesta de mínima consistiría en realizar un documental para consumo
interno o regional. Vale decir, entrevistar básicamente a periodistas y
analistas argentinos y en caso de poder hacerlo, latinoamericanos. Esto implica
simplificación logística y comunicacional (sólo lenguaje español),
abaratamiento de producción y también, como contrapartida, limitación del
público y/o mercado.
Por vicio profesional y prejuicio
personal del que suscribe la lista de entrevistados para el documental en
lengua hispana puede ser bastante falible e incompleta, y muy mejorable. A
saber: Atilio Borón, Stella Caloni, Pedro Briguer, Walter Goobar. Horacio Calderon, Sebastián Sak, Khatchik
Derghougassian, Darío Pignotti, Antonio Sanchéz Pereyra, Alfredo Jalife Rahme, José
Miguel Alonso Trabanco (los tres últimos son méxicanos), entre otros analistas.
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